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físico -2.-2- Naturaleza -2.2.4- Fauna/Animales
Una sombra entre las espigas: el aguilucho cenizo
En los páramos cerealistas habitan varias especies de
animales interesantes, más de las que puede parecer a ojos de un observador
poco atento. De entre las aves de presa que podemos encontrar en el Cerrato,
una de las más representativas es sin duda el aguilucho cenizo.
Se le ve cada mes de julio sobrevolando las tierras de
labor lentamente y casi acariciando las espigas con sus alas. Su característica
silueta permite distinguirle de las demás aves rapaces, que planean con las
alas extendidas mientras que los aguiluchos aletean formando una V.
Sin embargo, las actividades humanas ponen en peligro su
futuro. Solo conociendo cómo son y cómo viven estas criaturas podremos seguir
disfrutando de su presencia entre nosotros.
Taxonomía
De nombre científico “Circus
pygargus”, se le clasifica taxonómicamente en el orden Accipitriformes,
familia Accipitridae y género Circus.
Existen 4 especies de aguiluchos (es decir, del género
Circus) en España: el aguilucho lagunero, el aguilucho pálido, el aguilucho
papialbo (muy raro en nuestro país) y el aguilucho cenizo, que es el que nos
ocupa.
Todas ellas tienen en común que no necesitan oquedades ni
grandes bosques para anidar, al contrario, prefieren los espacios abiertos. No tienen plumas en los tarsos (las patas), a diferencia de las águilas.
Morfología
El macho es de color gris: de ahí su nombre, “cenizo”.
Concretamente, tiene la cabeza, la espalda y parte de las alas de este color.
La parte inferior es más blanquecina y los flancos son atravesados por rayas
castañas. La punta de las alas (rémiges primarias) es negra, y vistas por
debajo las alas tienen dos barras negras bastante anchas y otra exterior más
clara. Vistas desde arriba, muestran una barra negra a lo largo de las rémiges
secundarias. En el obispillo luce una mancha blanca. La cola está barrada con
líneas marrones. Ojos amarillos, pico negro y patas amarillas.
En el plumaje de la hembra predominan los tonos marrones y
rojizos, y tienen la cola barrada. En
vuelo, se ve claramente el barreado de las alas. Mancha blanca alrededor de los
ojos, junto a la mancha marrón oscuro de las auriculares. Luce, al igual que el
macho, una pequeña mancha blanca en el obispillo. Ojos marrones y patas
amarillas.
Los individuos jóvenes de uno y
otro sexo son similares a las hembras adultas, si bien no tienen la cola
barrada ni blanco en el obispillo. Las alas están mucho menos barradas que en
las hembras adultas. Además, la espalda y dorso de las alas suelen ser de un
marrón más oscuro que el de las hembras adultas.
Aunque los pollos jóvenes tienen
idéntico plumaje hasta que comienzan la muda, se pueden sexar observando su
iris: es pardo en las hembras y gris en los machos.
Existen en esta especie
ejemplares melánicos, más oscuros de lo habitual.
El aguilucho cenizo no es una rapaz especialmente grande,
pero tampoco de las más pequeñas. La hembra es más grande que el macho, como es
habitual entre las aves de presa. Se caracteriza por tener las alas, y sobre
todo la cola, especialmente largas.
Envergadura: 102-115 cm
Ala plegada: 33-38 cm aprox.
Longitud: 39-46 cm
Peso: 236-310 gramos (machos); 268-422 (hembras)
Podéis ver fotos y vídeos de esta ave en la red:
Hábitat y
distribución
El aguilucho necesita un sustrato herbáceo para anidar.
En nuestra tierra, a falta de praderas naturales suele instalarse en los campos
de cereal. Es un ave propia de grandes extensiones desarboladas y muy ligada a
las zonas agrícolas. En Galicia, por ejemplo, anida en brezales.
En el mundo se encuentra desde el norte de Marruecos
hasta el centro de Asia, destacando la población de Rusia, y en Europa
occidental, España y Francia.
Como reproductor está presente en buena parte de la
península ibérica, si bien se concentra sobre todo en el sector noroeste. Es
muy escaso en la cornisa cantábrica, la franja mediterránea y las regiones
montañosas (a partir de 1200
metros de altitud).
No se sabe cuántos hay, algunos censos señalan 4.000
parejas, otro más de 7.000… Lo que sí que se sabe es que su población ha
sufrido una drástica disminución en muy pocos años, e incluso podría declararse
en breve como especie en peligro de extinción.
Castilla y León alberga la mayor parte del contingente
español de aguiluchos cenizos (se calcula que más de 1.000 parejas), que
abundan especialmente en las comarcas cerealistas del interior.
Alimentación
Se alimenta de lo que pilla, pero sobre todo de ratones y
topillos, y también de aves de pequeño tamaño (alondras, estorninos…). También
come lagartijas, culebras, aves medianas e insectos (básicamente saltamontes).
En zonas como la nuestra la proporción de micromamíferos en su dieta es mucho
mayor que en el sur de la península (especialmente en años de plaga de
topillos), donde ingiere más invertebrados.
Su principal presa es el topillo campesino (microtus arvalis),
por lo que resulta muy útil para mantener a raya a este roedor y controlar de
forma natural sus explosiones demográficas. Se calcula que cada aguilucho come
entre 8 y 10 topillos al día.
Su técnica de caza se basa en el vuelo rasante y lento,
interrumpido con repentinos picados.
Migración y reproducción
El aguilucho cenizo llega a la península ibérica desde África a finales de marzo (en el sur) o en abril. Viene del otro lado del desierto del Sahara, y a diferencia de otros migradores transaharianos, no se concentra exclusivamente en el estrecho de Gibraltar ya que es capaz de salvar largas distancias sobre el mar.
Primero llegan los machos. Poco después llegan las hembras a los territorios de cría seleccionados por los machos, entonces empieza el celo y las parejas realizan vistosos vuelos nupciales. Estos consisten en acrobacias aéreas que alternan tanto vuelos sincronizados del pretendiente y la hembra, como picados del macho sobre la cortejada en los que esta se vuelve y muestra sus garras, aunque sin llegar a tocarse. Todo ello adornado con potentes chillidos.
Son las hembras quienes se ocupan de construir el nido, directamente sobre el suelo. Consiste en un montón de tallos aplastados de cereales u otras hierbas y tapizados con hierbas. Los machos, por su parte, se ocupan de buscar comida.
La puesta se produce a mediados de mayo (en el sur, ya a finales de abril) y consta normalmente de 4 o 5 huevos blanco azulados. Es una especie colonial al reproducirse, por lo que no es raro que haya varios nidos cerca unos de otros.
La hembra pasa más de un mes incubando. Los pollos son alimentados por ambos progenitores. Con algo más de un mes de vida empiezan a volar. Dependen de los padres unas 3 semanas más.
Vuelve a África occidental a finales de julio (los del sur, empiezan el viaje mediado el mes), a lugares tan lejanos y exóticos como Mali o Mauritania.
Al
año siguiente, en primavera, volverán de nuevo los aguiluchos a criar en España. Elegirán dónde establecerse según la
disponibilidad de alimento.
Problemas
de conservación y medidas para corregirlos
Los
principales problemas del aguilucho cenizo son:
1 Cosecha
temprana y labores agrícolas
2
Transformación de su hábitat
3 Venenos
agrícolas
4 Declive
de sus presas
5 Otros
1
El aguilucho cenizo tiene –como comenté más arriba- la mala
costumbre de anidar en el suelo. Siempre en secano, normalmente en trigo o
cebada, y a veces en vegetación natural. Si la cosechadora llega
antes de que los pollos hayan aprendido a volar, sus cuchillas los despedazan. Se
quedan quietos y la máquina les pasa por encima. Esta es la principal causa de
su declive, más aún teniendo en cuenta que se cultivan variedades de cereales
de rápido crecimiento (que se cosechan antes) y que los veranos cada vez son más
cálidos (siendo otro factor que adelanta la cosecha). La coincidencia en el
tiempo de la cosecha del cereal y el período reproductor del aguilucho es su
principal amenaza.
Incluso el acceso de máquinas antes de la
cosecha puede echar a perder la puesta, por ejemplo si el aguilucho anida en un
campo que es segado varias veces al año para forraje.
El impacto será mayor o menor dependiendo
de la variedad de cereal utilizada, de la meteorología y de la fecha de llegada
de los aguiluchos a la península ibérica.
2
Necesita un suelo cubierto de plantas
herbáceas de al menos medio metro de altura para anidar, por lo que la
transformación de pastizales en bosques debido al abandono rural, la plantación
de monocultivos forestales o la expansión del regadío también le perjudican.
3
El uso de rodenticidas (productos
químicos para matar ratones) hace que el veneno lo consuman los aguiluchos ya
sea de forma directa (comiendo veneno) o indirecta (comiendo ratones
envenenados).
4
El declive de sus presas también explica
en parte el suyo propio. En este sentido, el empleo de insecticidas y otros
productos que privan de alimento a aves esteparias como las alondras, currucas,
tarabillas… afecta negativamente al aguilucho.
La degradación de su hábitat por la
intensificación agrícola ha provocado que las especies esteparias vayan a pique
(como el sisón, al que hace muchos años que no se ve por aquí) mientras que
algunas forestales suben. AMPLIAR
5
Habría que añadir a la lista otros
problemas comunes a otras muchas aves, como el expolio de nidos, y lo que
ocurre en las zonas de invernada en África.
Finalmente, los nidos de esta especie
están muy expuestos a la acción de depredadores como el raposo, el jabalí o el
milano negro.
¿Y qué se puede hacer ante este panorama?
Ante este panorama se han propuesto
varias soluciones:
-La más efectiva, sin duda, sería
retrasar la cosecha. Con un par de semanas bastaría para salvar a casi todos
los pollos. De este modo, los pollos habrían volado cuando llegase la
cosechadora.
En algunos sitios se ha llevado a cabo
esta medida, combinada con un seguro agrícola para compensar las pérdidas que
el retraso pudiera ocasionar a los labradores.
-Otra medida de conservación es el
salvamento de nidos y pollos durante la cosecha. Consiste en buscar los nidos
antes de la recolección del cereal para tenerlos controlados y protegidos.
Algunas entidades conservacionistas y voluntarios lo hacen cada año. Es una
acción loable que cuesta mucho trabajo y apenas se subvenciona por los Gobiernos.
¿Y cómo se protegen los nidos? Dejando un
rodal sin cosechar a su alrededor, que dé sombra al nido y lo oculte. Queda más
expuesto a los depredadores que si no se cosechase, pero es mejor esto que no
hacer nada.
Con 10 m2
debería bastar. Algunas ONG lo hacen y pagan algo al agricultor para compensar.
Otra opción es poner un vallado alrededor
hasta que se complete la cría y los pollos levanten el vuelo.
-También
se pueden criar en cautividad algunos pollos y soltar después para criar por
hacking, si bien esto no se puede hacer a gran escala.
Es necesario conservar su hábitat para
mantener las poblaciones de sus presas. Se ha propuesto la elaboración de un
censo nacional de aguiluchos para conocer mejor el estado actual de esta rapaz.
En ausencia de medidas de conservación, la
población de aguiluchos se vería diezmada cada año y probablemente acabaría
desapareciendo en pocos años.
Él necesita tu ayuda, o no
Si encuentras un pollo de aguilucho, normalmente lo mejor
es dejarle donde lo has descubierto. Lo más probable es que sus padres lo estén
criando y todavía sea demasiado joven para volar. Si no tiene ningún problema,
en unos días estará volando. Molestar, apresar o hacer daño a aves protegidas
está prohibido por la ley. En caso de duda, es mejor llamar al 061 y preguntar
al SEPRONA (Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil) qué
hacer.
Sin embargo, conviene ponerle a salvo si hay una carretera
muy cerca de allí o va a pasar maquinaria agrícola por la zona próximamente.
Es normal encontrar en el suelo pollos de ciertas especies
de aves. ¿De cuáles? De rapaces nocturnas (búhos, vaya) y de aves diurnas que
anidan en el suelo, como la avutarda, las alondras o el aguilucho cenizo.
Encontrar en el suelo pollos de otras rapaces distintas del
cenizo y que no echen a volar al advertir tu presencia, suele ser muy mala
señal. Puede que se haya caído del nido o que esté débil y/o desnutrido (porque
sus padres hayan muerto, porque esté enfermo…), o incluso que haya ingerido
veneno. En ese caso, hay que coger una caja y meter el pollo dentro. A la caja
le haces algún agujero para que respire, y al pollo para poder cogerlo tienes
que echarle una tela por encima (la camiseta, si no tienes otra cosa) para
taparle los ojos y que no se asuste (y para protegerte de sus garras).
Conviene en estos casos llevar al pollo a un centro de
recuperación o avisar para que vayan a recogerlo, o llamar al SEPRONA. No se
debe intentar criarlo por cuenta propia: aunque tengas buenas intenciones
seguramente acabaría muriendo porque solo aceptaría la comida que le traen sus
padres. Es mejor dejárselo a los profesionales. Además, si un ave se acostumbra
al trato con humanos luego no sabe vivir en libertad.
Si es evidente que ha sido envenenado (p.ej. si encuentras
varias aves muertas juntas): 1º no tocar nada, 2º hacer fotos y 3º llamar al
SEPRONA (puedes llamar también a SOS veneno).
Historia de los aguiluchos villaconancieros
2016
El 18 de
julio de 2016 a
las 11 am encuentro al pollo de la foto en un rastrojo, a la orilla del camino.
No se movía, estaba aterrorizado.
No quise molestarle mucho, solo ver que no estaba herido. Cuando intentaba
tocarle se echaba para atrás, se acurrucaba. Dio algunos pasos. En un momento, extendió las alas, pero no voló.
No tenía ninguna herida, ni sangre, ni nada.
No
sabía si debía recogerlo o dejarlo donde lo encontré. Pensé "a lo mejor es
un pollo que está aprendiendo a volar y no hay que molestarle": Le hice
unas fotos
para
su identificación y me fui de allí.
El caso es que volví el día siguiente a la misma hora y estaba
muerto exactamente en el mismo sitio donde lo encontré.
Era una hembra nacida ese año.
2017
9 de
julio Macho de cenizo vuela lento a ras
de suelo sobre las laderas del Pico de
la Cigüeña, luego lo veo arriba en el páramo.
10 de
julio A las 8 am veo un macho de cenizo atravesar La Cancha, dirección Norte.
15 de
julio 19 pm Hembra de cenizo al Sur de
Prolongar. Forma de V, vuela bajo, se posa en rastrojo. Oscuro por arriba y
rojizo y barrado por debajo. No tiene negro en las puntas de las alas ni tonos
grises. Es la primera hembra de cenizo que veo; seguramente han estado
incubando y por eso no se han dejado ver.
El día 20 de julio encuentro un pollo de
cenizo en un rastrojo cerca del pueblo, prácticamente en el mismo sitio en el
que estaba el pollo de 2016. Estaba sobre una paca de paja. Andaba y se le veía
bastante espabilado (con una actitud bastante distinta a la del pollo del año
pasado), aunque todavía no volaba.
Al día
siguiente (21 de julio) una pareja
de cenizos (macho y hembra) sobrevolaban la zona. Todo indicaba que eran sus
padres. El pollo estaba de pie, inmóvil, de vez en cuando piaba de forma
lastimera y a veces aleteaba. Estuve 3 horas por la mañana vigilando a la
familia, pero no vi que bajasen al suelo a alimentar al pollo en ningún
momento.
El pollo
en toda la mañana apenas se movió unos metros. Cruzó el camino, subió por la
ladera y se puso encima de unas rocas, junto a una encina.
Ese
mismo día por la tarde (18 pm), el pollo sale volando desde la orilla misma del
camino hasta media ladera. Después me acerco a él para ver si se deja coger o
si ya ha aprendido a volar, y tras dar varios saltos y aletear torpemente
consigue despegar y se aleja varios metros planeando. Todavía se le puede
coger, pero no quiero molestarle.
El 22 de julio encuentro al protagonista
de nuestra historia en el suelo, en un rastrojo junto a un arroyo. Anda, aletea
y volando recorre unos 10
metros , cruzando el arroyo. Justo cae al otro lado,
entre los carrizos. Cuando quiere volar, toma carrerilla correteando mientras
agita las alas, y al final consigue volar unos pocos metros.
Una hembra
de cenizo (la madre, seguramente) está unos cuantos metros al Norte. Va por ahí
volando. También se posa en el suelo. Luego la veo en otro rastrojo próximo
persiguiendo a un pajarillo a ras de suelo.
A las 11
am, un macho de cenizo (el padre) vuela bajo sobre las laderas cercanas. Va muy
lento, con las patas pegadas al cuerpo, a veces las separa de él. Hace una
pirueta en el aire. Después de inspeccionar toda la ladera asciende
describiendo varios círculos y desaparece dirección Sur.
Varios
días después, el 26 de julio,
encuentro al pollo en la ladera donde estaba el día 21, encima de un arbolito
de 3 o 4 m
de altura. Antes estaba sobre un rastrojo; cerca de él había dos conejos
completamente quietos, intentando no llamar la atención.
Dos aguiluchos
vuelan sobre la ladera. Se oyen chillidos. Uno baja a un rastrojo junto al
arroyo y se posa.
El 27 de julio me llevo una gran sorpresa:
el pollo ya ha aprendido a volar. Le encuentro entre las rocas sobre las que
estaba posado el otro día. Vuela ya como los adultos, planea sobre la ladera,
incluso sobre la cima. Persigue un pajarillo y después se posa en el suelo del
teso. Hoy hace mucho calor.
Ya es
imposible cogerle.
El 28 de julio, el aguilucho sobrevuela
con su madre las laderas donde ha pasado todos estos días. Una ruidosa bandada
de abejarucos da color a la mañana con sus vuelos frenéticos.
Dejo de
vigilar al pollo. El 4 de agosto ya
llevaba unos días sin ver aguiluchos por Villaconancio.
Bibliografía
Alula
Enciclopedia de las aves de España
EN EXTREMADURA
El libro rojo de las aves de España (Ministerio de Medio Ambiente, SEO)
Fotos propias
Texto: elaboración propia