-5- Arquitectura popular -5.5- Bodegas
Había lagares comunitarios (que solían ser superficiales), donde se llevaban las uvas y te las prensaban pagando un precio (en dinero, o en especie: se quedaban con una parte del mosto); y otros que eran solo para la familia (estos eran subterráneos). Los lagares subterráneos se comunican con el exterior por una gran chimenea que se remataba en una caseta (llamada “descargadero”) por donde se vertían los racimos a la pila del lagar. Después se pisaban los racimos en la pila, y cuando no salía más mosto, se prensaba lo que quedaba.
El lagar (del latín “lacus viniarius”) es básicamente una
palanca. En un lado se armaba un castillete de maderas y en el otro una enorme
piedra presionaba los racimos. Se hacían varias prensadas hasta que salía todo
el mosto. El mosto caía en el pozal, que está situado a un nivel inferior al del lagar, y se sacaba de ahí con un cubo para trasvasarlo a la pila. De la pila se llevaba finalmente a las cubas, que reposaban en las profundidades de la bodega.
Todo esto lo he explicado de una forma muy simple, el proceso
completo tiene más operaciones y detalles.
Algunos enólogos señalan que las bodegas tradicionales son apropiadas para la crianza de los vinos, es decir, su almacenamiento tras la fermentación. Sin embargo, no son un lugar adecuado para hacer fermentar el vino en ellas, como se hacía antaño. Esto es así porque la temperatura en la cueva es de unos 15ºC y el vino para fermentar necesita más calor. Por eso, había quien hacía hogueras en su interior, pero aún así y debido a las bajas temperaturas, el proceso no se completaba. El vino quedaba sin fermentar del todo, con demasiados azúcares y un sabor algo dulce.
Algunos enólogos señalan que las bodegas tradicionales son apropiadas para la crianza de los vinos, es decir, su almacenamiento tras la fermentación. Sin embargo, no son un lugar adecuado para hacer fermentar el vino en ellas, como se hacía antaño. Esto es así porque la temperatura en la cueva es de unos 15ºC y el vino para fermentar necesita más calor. Por eso, había quien hacía hogueras en su interior, pero aún así y debido a las bajas temperaturas, el proceso no se completaba. El vino quedaba sin fermentar del todo, con demasiados azúcares y un sabor algo dulce.
Según los “Apuntes del Celestino”:
“Había lagares donde
se hacía vino, uno era de mi tío Vicente, otro del tío Demetrio, otro de tío
Pacomio, otro de los Quinteros, había otros dos más que solo era para la
familia, había uno que era de mi Bisabuelo, este como eran muchos herederos
todos mandaban, y así pasó que unos por otros, nadie se preocupó de arreglarle,
entraron los gitanos y le destruyeron.
También había muchas
bodegas y todas tenían vino unos más y otros menos, porque había mucho viñedo,
ahora ha desaparecido todo el viñedo y ha quedado en tierras de labor.”
En el cerro de las bodegas de Villaconancio hay:
-26 bodegas con puerta
-15 hundidas o sin puerta
-11 merenderos (con o sin bodega)
-lagares: 2 superficiales y al menos 5 subterráneos, dentro
de bodegas. Seguro que hay muchos más.
En total, entre merenderos y bodegas hay 54 edificaciones.
Lamentablemente, muchas bodegas villaconancieras
están abandonadas a su suerte. Varias tienen agujeros en la entrada y algunas
se han hundido por completo formando grandes cráteres. Otras no tienen puerta y sirven de refugio a conejos y murciélagos.
Vamos a ver los lagares.
El primero está dentro de una bodega. Tiene 8,3 metros de rampa hacia abajo y otros 8,3 metros de
frente. El lagar está al fondo, con un descargadero sobre él. A la izquierda hay una pila
a ras del suelo de al menos 1,5 metros de profundidad y otra para verter el vino, trasvasar el mosto de los cántaros a los pellejos o las cubas, y para lavar los utensilios.
Lagar y pilas:
A la derecha, unos
peldaños bajan a una sala contigua, donde reposan las cubas tumbadas sobre los poinos o puinos (2 maderos). Del techo de esta sala parte la zarcera. En la pared más
profunda de esta sala hay un agujero que conecta con la bodega que hay a su
derecha. Para entrar hay que trepar un poco, no está hecho a propósito para que
pase una persona. Parece más bien que al excavar las bodegas calcularon mal y
se metieron en la del vecino. La bodega de al lado es un pasillo recto con
sisas a los lados y poco desnivel, prácticamente sin rampa.
Escaleras a la sala de las cubas:
Sala de las cubas:
Zarcera desde abajo:
Este es el descargadero:
Esta es la viga del lagar vista desde arriba, desde el descargadero:
Hay otro lagar (superficial) construido
en un desnivel al borde del camino (así podían descargar los racimos
directamente en el lagar, dejándolos caer desde arriba).
Este último tiene su
planta dividida por la mitad: en una parte está el lagar propiamente dicho con
la pila, el tornillo, la viga y la piedra; y en la otra hay dos entradas a
salas subterráneas:
Tornillo
- Una de esas salas es enorme: el techo es duro, parece piedra pero no lo es. La sala es ancha y grande, con
un estrechamiento en el centro. Sin sisas ni zarcera. Lleno de basura.
-La otra entrada está
cegada por los escombros, así que no sé lo que hay al otro lado.
Además, he visto por la zona lo que parecen descargaderos,
por lo que creo que hay más lagares subterráneos. Esto coincide con el texto de
Celestino, que dice que había 4 lagares comunitarios y 2 para la familia.
El edificio que hay a la entrada del pueblo, detrás del
ayuntamiento, también es una bodega.
Dentro de otra bodega encontramos este lagar:
La bodega tiene 2 grandes sisas a cada lado, dispuestas de forma simétrica
(una frente a la otra) y un gran lagar al fondo, hundido.
Existe otra bodega, situada en un corro de bodegas, que tiene también lagar. Serpenteante, con muros de
adobe en su interior. 2 huecos la comunican con la bodega de al lado, que tiene
arcos de ladrillo.
La entrada es una caseta, después hay 25 peldaños hacia
abajo y una sisa a la derecha. 15 metros al frente y 1 sisa a la derecha y otra a la izquierda, enfrentadas. Al fondo a la
derecha hay un lagar con el castillo aún montado. Aquí lo podemos ver:
Las medidas no son muy exactas, pues lo medí contando los
pies. Además, el suelo en muchas bodegas está con cascotes, pero sirve para hacerse una idea de cómo son.
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