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VILLACONANCIO (PALENCIA), 1 (EUROPA PRESS)
Un camionero de unos 50 años ha resultado herido tras el vuelco del vehículo que conducía en Villaconancio (Palencia), han informado a Europa Press fuentes del Centro de Emergencias 112 de Castilla y León.
El suceso se ha producido minutos antes de las 17.22 horas, cuando se ha informado al 112 del vuelco de un camión en el kilómetro 22 de la CL-619, en Villaconancio, donde había resultado herido el camionero, un varón de unos 50 años que no podía salir de la cabina.
El cacahués
Se ha puesto una puerta en el callejón en el que vivió para recordar que fue su cobijo.
El pasado sábado se cumplieron 69 años del fallecimiento de Tomás García Silva en Hérmedes de Cerrato, a los 64 años de edad.
Había nacido en 1892 en Villaconancio. Tras el fallecimiento de su madre, Trinidad Silva, su padre, Facundo García, jornalero, abandonó Villaconancio y puso rumbo a Hérmedes en busca de trabajo. Con él fue Tomás, casi un niño aún.
En Hérmedes, su padre encontró algo más que trabajo: se casó con Narcisa, una mujer a la que llamaban La tía polió debido a cierta dificultad para pronunciar algunas palabras: cuando quería exclamar ¡¡por Dios!!, ¡¡por Dios!!, decía ¡¡polío!!, ¡¡polió!!, y se quedó con la tía polió como apodo.
La pareja le dio una hermanastra a Tomás.
Tomás trabajó en el campo a jornal, como su padre, pero en 1936, debido a la complicada situación generada por el estallido de la guerra y en plena juventud, se marchó del pueblo esperando encontrar mejor vida. Se le perdió la pista, aunque se sabe que estuvo en varios países europeos, entre ellos Francia, y que se alistó en la División Azul.
Tras finalizar la segunda guerra mundial apareció de nuevo en Hérmedes. Llegó andando, campo a través. Las circunstancias en las que había vivido le habían marcado. Padecía cierto trastorno, lo que le provocaba tener comportamientos extraños. Por ejemplo, cada vez que oía sobrevolar un avión por el cielo de Hérmedes se tiraba al suelo y se encogía temblando de miedo.
Contaba que en Europa había visto unos mosquitos gigantes que segaban. Se refería a las trilladoras, que ya existían en Europa, pero él no las había visto en España. Al referirse a ellas como mosquitos gigantes, en el pueblo le llamaba loco.
También hablaba mucho de una marquesa, con la que decía haber estado. Nadie pudo verificar la certeza de ese relato, ni la existencia de la referida marquesa, ni la identidad de esa misteriosa mujer en caso de ser cierto y no producto de una mente en mal estado como la suya.
Encontró de nuevo trabajo de jornalero, principalmente sacando patatas, pero apenas le daba para vivir. Cuando había matanza, los vecinos le llevaban lo que se denomina la ración para mitigar en lo posible la indigencia en la que vivía. Entre lo poco que ganaba y lo que le daban iba subsistiendo.
Niños.
Los chavales le tenían miedo, por su trastorno. Llamaban a su puerta, y él salía sin asear, sin afeitarse ni cuidarse la barba. Aunque nunca importunó a nadie, su aspecto, sus conversaciones, sus actitudes, su estado en general, infundía miedo a los niños.
Una hernia inguinal acabó con su vida el 19 de septiembre de 1956. Sus bienes no alcanzaban para pagar el entierro. No tenía nada, por lo que se hizo cargo de los gastos una vecina de Hérmedes.
A Tomás García Silva en Hérmedes le llamaban el cacahués, expresión popular española para referirse a los cacahuetes, pero no se sabe a ciencia cierta el motivo. Se dice que podía ser porque alguien apuntó que tenía familia en Sudamérica, en tierra de manises.
Sea como fuese, el apodo caló hondo en Hérmedes y hubo una época en la que cuando se quería reprochar a alguien que estaba mal de la cabeza se decía «estas peor que el cacahués».
En Hérmedes vivía en un callejón que no era ni una vivienda siquiera. Todo lo más una especie de pajar. Actualmente se ha puesto una puerta en ese callejón para hacer ver que ahí vivía una persona.
Y se ha puesto una placa de madera rústica con una inscripción para que lleve su nombre: Callejón del Cacahués.